Nada traerá de vuelta su chispa, su energía y amabilidad. La niña de Ashley Mead Winter nunca conocerá a su madre, cuya luz y vida fueron brutalmente extinguidas en 2017 por Adam Densmore, el ex-compañero de Ashley y el padre de su hijo. Pero al menos un jurado en Boulder vio las acciones del Sr. Densmore por lo que eran: violencia espantosa, manipulación y mentiras sin remordimientos y con el corazón frío. Condenados por todos los cargos podemos estar bastante seguros de que no tendrá la oportunidad de asesinar y desmembrar más novias.
Así que sí, hay un sentido de la justicia, la resolución, en este caso específico. Pero decir que es una justicia hueca e incluso amarga es una subafirmación. Mira esas fotos de Ashley que han estado online y en la prensa. Esa joven sonriente, de ojos brillantes está muerta, murió por la aterradora violencia, sus últimos momentos dolorosos de imaginar. El veredicto de culpabilidad en este caso es importante, pero no representa la verdadera justicia para Ashley o su niña.
Dos cosas para recordar sobre el caso de Ashley. 1) Ella fue asesinada mientras ella se preparaba para dejar al Sr. Densmore de una vez por todas, un ejemplo de una estadística sombría: salir es quizás la cosa más peligrosa que una mujer puede hacer, con la tasa de homicidios aumentando exponencialmente. 2) Ashley estaba recibiendo apoyo y servicios de algunos de los mejores profesionales de servicios humanos en el Condado de Boulder, y nadie sabía que había algo malo en su relación con el padre de su bebé. ¿Dónde estaban las señales de advertencia? Los datos sugieren que estaban allí y que podrían haber desencadenado una intervención que salva vidas.
La justicia para Ashley radica en comprometerse a cambiar.
¿A qué se parece este compromiso? Educarse en el tema, aprender cómo apoyar adecuadamente a las personas que experimentan la violencia en sus relaciones. Comprometerse a iluminar el impacto de la relación y la violencia familiar, reconocer que este caos está sucediendo a nuestro alrededor y nos pone a todos en riesgo. Escucha cuando los supervivientes cuentan sus historias, las apoyan, las creen. Responsabilizar a los abusadores sin retrasos ni excusas.
En SPAN hablamos de sobrevivientes de violencia, una frase mucho más empoderadora que la víctima. Pero Ashley Mead no sobrevivió y se lo debemos a su memoria, y a los miles de personas que experimentan violencia en nuestra comunidad todos los días, para hacer este trabajo. Únase a nosotros